Como el ave Fénix

Cuenta la leyenda griega que el ave fénix muere para luego renacer de sus cenizas. El sábado el nuevo jugador del equipo blanco, el alemán Özil, resurgió de sus cenizas y mostró a la afición merengue todo lo que puede llegar a dar dentro del campo, en el partido contra el Málaga en la Rosaleda, que terminó con un 1-4 para los de Mourinho.  Sin duda alguna, la estrella del cielo blanco fue el esperado Cristiano Ronaldo, CR7 y el Pipa Higuaín que marcaron dos goles cada uno, pero todas las miradas se posaban en el alemán que se encargó de despejarle la portería a Casillas y fue uno de los puntales fuertes que apoyaron el muro Cristiano y el muro Higuaín.

La jugada clara, donde el jugador alemán mostró toda su artillería oculta, fue en el minuto 43 cuando gracias a su pase, después de haber dejado a Welington, a Cristiano Ronaldo convierte la jugada en el gol que aseguraba la victoria.

Aunque el Málaga intentó ver la luz al final del túnel con un gol de Kris a los 55 minutos, que tras un saque de banda de Luque, buscaban reducir la diferencia en el marcador.

El resto del partido se convirtió en un ir y venir entre Ronaldo y el Pipa que en vez de jugar al fútbol bailaban sobre el césped malagueño dando rienda suelta a su arte sobre el campo y mostrando que pueden ser la pareja del año, gracias al pase de CR7 en la segunda parte del partido, Higuaín logró superar el marcador con un 1-4.

Una vez más el Real Madrid comenzó ganando desde el vestuario, salió como gladiadores enfrentándose a los leones que esperaban en la arena, una arena con sabor andaluz, que no puso nada fácil las cosas al equipo blanco, pero que tampoco supo encontrar el talón de Aquiles a Ronaldo.

Con un Zeus desde el banquillo observando cada paso de sus discípulos, que demuestran cada fin de semana que de seres humanos solo tienen la apariencia.

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